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martes, 22 de enero de 2013

¿Vacunas? !Por supuesto¡

Hace algunas semanas publicamos una entrada referente a la relación pediatra-familia. En ella resaltábamos la importancia de que cada familia tuviera un pediatra de su "cuerda" y viceversa. De esta manera evitaríamos los malos entendidos generados por la disparidad de criterios, valores y creencias.
Sin ir más lejos, hace unos días, acudió a mi consulta una familia con un muchacho de unos 13-14 meses. Me comentaron que un buen colega mío les había recomendado que vinieran a verme para hacer el seguimiento del niño. Como en toda primera visita, realicé la entrevista clínica de rigor. Cuál fue mi sorpresa cuando, al preguntar por el estado vacunal de su hijo, me respondieron que el niño no estaba vacunado. Como casi siempre, los argumentos esgrimidos por los padres fueron los habituales: la relación de las vacunas con el autismo, la carga para el sistema inmunitario,... argumentos con poca, o ninguna, base científica.
Cuando coincido con familias que han decidido no vacunar a sus hijos siempre tengo la tentación de desentenderme y aconsejarles que busquen otro profesional que haga el seguimiento de sus hijos. Al final, por el bien del niño y la sociedad, reconsidero mi impulso inicial y procuro hacer pedagogía sobre los beneficios que las vacunas generan tanto de forma individual como grupal. Lógicamente, mis argumentos procuran ser lo más científicos posibles y suelen incluir la prescripción de algunas lecturas y enlaces de publicaciones contrastadas. También soy especialmente vehemente en desmontar algunas publicaciones como la del Dr.Wakefield y colaboradores a finales de la década de los 90 ,en la cual se  relacionaba la administración de la vacuna triple vírica con el autismo. Dicha publicación tuvo un gran impacto mediático y social con una importante disminución de la tasa vacunal hasta el punto que alguna de las enfermedades cubiertas por la vacuna triple vírica, y que llegó a estar prácticamente erradicada, como el sarampión, ha rebrotado causando incluso muertes en niños de corta edad. Años más tarde, la propia revista científica que publicó el citado artículo (la prestigiosa "The Lancet") , se retractó del mismo una vez descubierto el fraude científico en el que incurrió el autor.
Con mi discurso y argumentos, hay ocasiones en las que consigo convencer a ciertas familias que acaban rindiéndose a la evidencia y vacunan a sus hijos. Otras familias siguen manteniendo la firme convicción del efecto nocivo de las vacunas y por tanto las invito a que busquen un profesional que satisfaga sus necesidades.
Aquí podréis encontrar información sobre las vacunas tanto para profesionales como familias http://vacunasaep.org/

1 comentario:

  1. Amén, pero hay veces que es como darse cabezazos contra la pared... Hasta que aparece el primer caso de sarampión por el entorno y empiezan las dudas y prisas por vacunar al niño.

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