Hace algunas semanas, la suerte del destino quiso que los dos equipos de nuestra vida, el primer equipo del Barça y el Cerdanyola alevín, tuvieran la oportunidad de ganar la liga el mismo día. Se avecinaba un sábado de pasión: mañana con los enanos y tarde en el Camp Nou con los profesionales. Cuando de buena mañana (prácticamente madrugada, diría yo) nos dirigíamos al partido, mi hijo me preguntó "Papá, si hubiera que elegir ¿quién prefierías que ganase la liga, nosotros o el Barça?" Tras unos segundos de duda, le respondí que, por supuesto,su equipo. En mi fuero interno el remordimiento me carcomía por la mentirijilla piadosa que le acababa de decir al chaval. Lo cierto es que el partido matutino fue una delicia y los verdes (así se conoce al Cerdanyola CF) ganaron el partido con solvencia y, en consecuencia, el título de liga. Pocas veces he visto a mi hijo más contento y emocionado que aquel día. Tras celebrarlo por todo lo alto con sus compañeros y entrenadores volvimos a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Ya por la tarde, el Barça perdió la liga en su propio estadio y yo me di cuenta que ,en realidad, aquella mentira piadosa me la había dicho a mí mismo.
PD: desde aquí mi reconocimento a nuestra matriarca ,que se encarga de las 5/7 partes de la familia mientras nosotros recorremos esos campos de Dios.