Tal y como podéis imaginar, nuestra numerosa y heterogénea familia y nuestro trabajo nos obligan a tener una agenda milimetrada. A horarios de entrega y recogida en guarderías y colegios y actividades extraescolares varias, hay que sumar jornadas de consulta y guardias , diurnas y nocturnas, de ambos progenitores. Cualquier imprevisto,por pequeño que sea,puede hacer que todo el plan salte en mil pedazos en pocos segundos. Pues eso es exactamente lo que sucedió el pasado miércoles.
Los miércoles,bautizado como "el día de los padres divorciados", es el día que dedico a ir a recoger a mi hijo mayor al colegio para luego llevarlo a entrenar con su equipo de fútbol. Guillem vive y estudia a unos 20 quilómetros de Barcelona con lo que,actividades a parte,hay que sumar un par de trayectos en coche de unos treinta minutos en el mejor de los casos. Los miércoles es Gemma quien, una vez finalizada su jornada laboral, recoge a los gemelos en la guardería y se encarga de baños y cenas pues nosotros (Guillem y yo) solemos llegar alrededor de las 20 hs. Hasta aquí todo controlado (o casi) pero, qué sucede si, tal y como aconteció el pasado miércoles, Gemma se ve obligada a prolongar su horario de trabajo? Pues como decía aquel anuncio de televisión....¡Abuelaaaaaaaaa!
Efectivamente, cogí el teléfono y ejecuté "el comodín de la llamada"
- Hola mamá, ¿cómo estás?
- ¡Muy bien! Hoy vamos de cena con unos amigos. ¿Cómo están los niños?
- Están hechos unos gamberretes,ya los viste el domingo. Estoooooo...
- ¿Qué paaaaaaaasa?
- Nada,nada, que Gemma tiene que quedarse trabajando y...
- Bueeeno, no te preocupes, nosotros vamos a buscar a Guillem, lo llevamos a entrenar y luego venimos a casa. Tú encárgate de los gemelos. Por cierto,traeremos nosotros la cena para que vayáis más tranquilos.
- Gracias mamá. Hasta luego. Un beso
Supongo que situaciones como esta las habréis vivido en mayor o menor medida más de una vez en vuestro periplo como padres, pero a mí, cada vez que se dan, me hacen reflexionar sobre el papel que juegan los abuelos en el equilibrio de muchísimas familias. Y sino, sólo tenéis que preguntar a aquellos amigos que ,por distintos motivos, no pueden disponer de esta impagable ayuda.
Es por ello que esta pequeña historia no pretende entrar a debatir el papel de los abuelos en la educación y crianza de los nietos (quizás más adelante, en otro post) ni caer en el "síndrome del abuelo esclavo" sino simplemente reconocer que sin su figura, todo sería más complicado. Por lo menos en nuestra familia.
Este post está dedicado a los "iaios" Merche y José Antonio y "avis" Mª Àngels y Josep, nuestros abuelos rescatadores.